lunes, 14 de junio de 2010

En el pueblo de mi abuelo


Así era el pueblo de mi abuelo, ahora el mío, toda la gente se conoce y cuando alguien muere, las mujeres toman la cocina de la familia doliente y se avocan a cocinar para los asistente del velorio; el café no falta toda la noche. La compañía a toda la familia se hace perenne, y es consuelo en estos momentos difíciles, amanecen ahí. Y cuando hay que llevarlo al cementerio, los hombres no dejan que lo suban a esas carrosas fúnebres ( falta de respeto y amor, sienten ellos). Los hombres de este pueblo creen que lo menos que pueden hacer es ponerlo en sus hombros (todo un honor dicta la tradición) y llevarlo a su última morada. Así muestran su respeto, su cariño y estima.
El cementerio es de todos aún, lo donó la Cooperativa y lo administra la Asociación del pueblo, que de vez en cuando hace rifas y actividades para darle mantenimiento.
La tumba: Los mismos hombres la fabrican con sus manos y los materiales que los dolientes proveen.
En la capital los entierros son diferentes!!!

martes, 5 de enero de 2010

FELIZ AÑO NUEVO


Tan olvidados mis blog!!!
Que este años dos mil diez, pueda darle más atención a mis blog. Pero lo que más deseo es que éste año nuevo este lleno de bendiciones, de grandes logros y al igual que este fin de año dos mil ocho, pueda alzar mis manos al final del dos mil diez y sentirme satisfecho con todas las bendiciones que me ha dado.
Los mejores deseos para todos.
Nunca para atrás!!!!

NAVIDADES EN GUANACASTE


No se puede decir que la navidad en Santa Cruz de Guanacaste es igual a la navidad en San José.
La primer gran diferencia inicia con el clima, aquí están desterrados los gorritos, las bufandas, esas suéter tan habituales de la época. Aunque el clima es benevolente y se refresca con los vientos, no da para más que poner una buena cara en las noches.
El olor a ciprés, Que es eso???? Muy pocas casas lo utilizan.
Las tiendas no ven tan atractivo el ataviarse con los mejores vestidos navideños, y se conforman con algunos pequeños adornos y uno que otro “San Nicolás” que cuando mucho se tambalea con alguna tonada de navidad.
La gente en San José disfrutaba caminar por la avenida, mientras aquí nada cambia. Ese olor a ciprés de las casas, allá se puede disfrutar de ver las mejores tiendas ataviadas con las mejores galas de la época navideña. En fín pareciera que la capital huele a navidad por todos lados. Lo que no me deja olvidar la otra cara, esos vendedores, muchas veces ancianos que ven en la navidad la “Gran Oportunidad” para ganarse alguito con la venta de algún “Tiliche” en la avenida.
Tal vez es mi percepción, pero me atrevería a decir que en San José suelen ser más expresivos con la navidad.
Pero aún con todo, solo recuerdo que en mis 10 años de vivir en San José, más que aquel clima delicioso, y aquella avenida agitada, y aún más que él tan esperado aguinaldo, navidad era soñar con aquel calor de mi pueblo, mi familia, era símbolo de vacaciones. Y Los 21, 22 o 23 de diciembre no dormía pensando el viaje del día siguiente a Guanacaste.
Santa Cruz, con todo y su sol era mi Navidad, y diría yo, era nuestra navidad.

El pueblo donde uno nace tiene algo que te aferra a su tierra!